viernes, 25 de abril de 2008

Espejo roto


En un pueblo había un chico que era muy feo. Él no lo sabía, y los habitantes del pueblo hacían ver que era un chico muy guapo. Un día salieron a la venda unos espejos y el chico quería comprarse uno. La gente del pueblo lo quería evitar para que no se viera su cara y se espantase. Un día, pero, el chico consiguió llegar a la tienda y se compró un espejo. Cuando llegó a casa lo colgó en la pared y cuando se miró se espantó mucho y además el espejo se rompió de lo feo que era el chico. Él se quedó muy triste porqué había visto que su cara era muy fea y tuvo una depresión y se fue al médico para intentarse curarla.

Cuando el médico vio la cara que tenía se espantó y le dijo que no quería curarle porqué le daba miedo su cara.

El chico se pasó los siguientes días sin salir de casa porqué tenía miedo de que la gente lo viera. Pero un día encontró una solución: iría a Corporación Dermoestética para que le hicieran una cara más bonita.

La operación fue un éxito y ahora el chico era el más guapo del pueblo. Un día se fue a comprar otro espejo. Lo colgó en la pared y cuando se miró se desmayó de lo guapo que era y el cristal se rompió porqué no podía resistirse a tanta belleza.

El chico no quería ser tan guapo y volvió a Corporación Dermoestética para que le volvieran a dejar como estaba antes.

Cuando se acabó la operación el chico volvía a estar tan feo como antes. Él prefería estar así que no estar como lo habían dejado después de la primera operación.

Cuando pasaron los años, el chico conoció a una chica de otro pueblo que era igual de fea que él. Fueron amigos y el chico estaba muy contento porqué era la primera amiga que tenía desde que era pequeño.

Cuando se fueron mayores se casaron y fueron muy felices, pero eran muy pobres porqué en ningún lugar les dejaban trabajar.

Un día, vieron que por la televisión hacían un concurso de quien rompía más cristales en un minuto. El chico se presentó porqué pensaba que con solo mirar el cristal ya se rompería.

Cuando fue al concurso empezó a romper cristales: solo se ponía delante del cristal y como tenía una cara muy fea, los rompía todos.

Al final consiguió romper 34 cristales y consiguió el récord. Como premio recibió un cheque de un millón de euros.

Él y su chica se pusieron muy contentos y tuvieron un hijo. El hijo era el doble de feo que los padres y se presentó en un concurso del chico más feo del mundo. Él ganó y se convirtió en un chico muy famoso en todo el mundo.


El burro català